diumenge, 12 de febrer del 2006

Sobre el flipant tema de les caricatures

  És preocupant el rebombori que s'ha armat per la publicació de les caricatures de Mahoma.

Des d'aquest racó del món pensem que coses així no es poden donar... Des d'aquest Departament sempre hem pensat que són les persones i no les ideologies les que mereixen tot el respecte del món, que la llibertat de consciència està per damunt de la llibertat religiosa, però sembla que no sempre és tan clara la diferència (si voleu reflexionar sobre el tema, no deixeu de visitar la web d'Europa laica).

Només penseu en aquestes reflexions que he anat porgant aquests dies:

"la libertad de expresión" consiste en "no estar sometidos a los tabúes religiosos, políticos o sociales de ningún grupo, con la única limitación que impongan las leyes vigentes, interpretadas por los tribunales de justicia y no por una muchedumbre de fanáticos alimentada de odios, resentimientos y complejos por las arengas incendiarias de clérigos fundamentalistas". (Carlos Mendo)

"no han sido las caricaturas, sino los clérigos (...) los que han provocado los incidentes (...) Los clérigos con ambiciones políticas que, a lo largo de la historia, se han empeñado en manipular los sentimientos religiosos, cristiano, musulmán o judaico. (...) lo que necesita el islam es crítica, muusulmanes capaces de reírse de lo que dicen sus dirigentes y de lo que dice su religión sin que les caiga la ley encima y sociedades a las que por mucho que les ofenda y desagrade esas risas, sepan que sin separación entre religión y estado no existen avances democráticos. Y lo que necesitamos en occidente es parar a quienes pretenden ahora elaborar nuevos códigos que nos hagan volver atrás" (Soledad Gallego-Díaz)

"nada es sagrado. Todo el mundo tiene derecho a criticar, a burlarse, a ridiculizar todas las religiones, todas las ideologías, todos los sistemas conceptuales, todos los pensamientos. Tenemos derecho a poner a parir a todos los dioses, mesías, profetas, papas, popes, rabinos, imanes, bonzos, pastores, gurús, así como a los jefes de Estado, los reyes, los caudillos de todo tipo..." (Raoul Vaneigem, citat per Savater)

"¿Deben los países occidentales poner nuevos límites a la libertad de expresión o deben ayudar a los que luchan por ella donde no está garantizada? Abogo por esto último y me permito un pequeño homenaje a un periodista jordano, Yihad Mumani, despedido por publicar tres de las caricaturas y preguntarse algo tan sensato como esto: "¿Qué transmite más prejuicios sobre el islam, las caricaturas o un suicida que se hace estallar en medio de una boda en Ammán, o un secuestrador que degüella a su víctima ante las cámaras?" (Sebastián Serrano).

Potser haguérem avorrit menys si directament haguéssim acudit als nostres benvolguts clàssics, que, com sempre, tenen resposta per a tot: "sentire quae velis atque dicere quam sentias liceat"